miércoles, 9 de enero de 2013

España y su doble responsabilidad en 2013

Comienza oficialmente la última fase en la carrera de Madrid 2020. El pasado lunes la delegación del proyecto español presentó en Lausana ante el Comité Olímpico Internacional (COI) el dossier de su candidatura. El camino iniciado hace ya una larga década vislumbra su final. El 7 de septiembre Buenos Aires será el escenario donde se anuncie el nombre de la ciudad organizadora de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2020: Madrid, Tokio o Estambul. 

Será la tercera y posiblemente la última gran ocasión para la capital española. Dos desencantos, siempre al filo del éxito, en 2005 y 2009 para los Juegos a celebrar siete años después. Con argumentos de dudosa credibilidad o con otros más sólidos, dos veces fue cercenado el gran sueño deportivo nacional. Tiene que ser ahora; pensar en una cuarta opción no parece a día de hoy acertado.

A este punto, el máximo organismo olímpico ya ha demostrado que no necesita muchos condicionantes para dejar a un lado el proyecto de Madrid. Un proyecto  bien estructurado, en un avanzado grado de construcción y ajustado, así se recoge, a la situación económica. Con un lastre arrastrado donde más duele, la imagen: la sombra, fundada o infundada, del dopaje. 

Mal empieza el último trecho del camino olímpico: la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) sancionó en diciembre por espacio de tres meses al principal laboratorio en la materia de Madrid. Un castigo seguramente a utilizar como argumento por sus rivales (Tokio y Estambul). Por supuesto el dopaje no es propiedad española, es un mal plurinacional que toca a España como toca a otros países. Afirmar lo contrario es mentir. Lo que sí parece producto interno es una nefasta gestión en la comunicación oficial sobre dopaje. Sanciones sin positivos, positivos sin sanciones, contradicciones entre organismos y oportunismo mediático. Mucho por aclarar y en resumen, arañazos a nuestra imagen deportiva.

Imagen publicitaria del Mundial de Balonmano 2013
En clave positiva, España, sinónimo de Madrid durante este crucial año deportivo, afronta una doble responsabilidad. El calendario 2013 ha tenido a bien dar a nuestro país la gestión de dos de los principales eventos deportivos de sede variable: los mundiales de balonmano y natación. Dos oportunidades de volver a mostrarse como país competitivo. Más allá, dos oportunidades para lucir como perfecto embajador. 

Nuestra selección aspira, como varios rivales, a todo en el inminente campeonato balonmanístico. Ese mismo en el que peligró hasta última hora la sede de Madrid -mal ejemplo-. 2013 supondrá el nexo final entre la mejor generación, ya disgregada, y su relevo de juventud. En julio y agosto, la natación en toda su amplitud debe consolidar el buen 2012, con las medallistas en Londres Mireia Belmonte, la sincronizada y el waterpolo, o los recientes medallistas en piscina corta Melanie Costa, Duane da Rocha, Rafael Muñoz o Marina García. 

No serán los únicos eventos internacionales con sede en "la piel de toro". Dejando a un lado las grandes citas con sede fija -ciclismo, triatlón, motor (no olímpico pero relevante), entre otras- está previsto, aunque peligra, en junio el Europeo de Remo en Sevilla, que a la vez puede servir de reválida local para una disciplina ausente en la delegación española de Londres. O el Europeo de tiro paralímpico, si bien ya en octubre, en Alicante.

Imagen publicitaria del Mundial de Natación 2013
España, en palabras del Presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, ha celebrado en la última década 77 Mundiales y 84 Europeos. La fuerza de la historia reciente se suma al nutrido 2013, una baza a jugar con acierto y con la que este año no cuentan ni Tokio ni Estambul. La ciudad turca celebró en 2012 el Mundial de pista cubierta de atletismo y el de piscina corta de natación. Con menor programación inmediata, la capital japonesa podría verse perjudicada por la cercanía con los Juegos de Verano de Pekín (China) 2008 y los de Invierno de Pyeongchang (Corea del Sur) de 2018. Aunque nunca se sabe...

Por último, la imagen del público como principal valedor de la ya famosa "Marca España". Una pista vacía es la peor embajadora. Frente a la crisis, fundamental atraer a la sociedad a los grandes eventos, con precios equilibrados y una difusión acertada. La Caja Mágica madrileña en el Mundial de Balonmano que arranca el viernes será una buena muestra.

Nos espera un 2013 de máxima responsabilidad en todos los terrenos deportivos. Queda mucho por hacer hasta -ojalá- oír "Madrid" como ciudad organizadora de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2020. 
El deseo de suerte se torna escaso, aunque nunca viene mal. SUERTE.

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